Dios ¿porque me hiciste de clase media? Por Antonio Maya

 

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Hace unos días en twitter circulaba un mensaje que decía: “Yo quiero ser burguesa, no quiero vivir como si fuera burguesa y ser de clase media”, pero ¿qué hay de malo ser de clase media? ¿Porqué se denosta a los miembros de una clase social responsable del crecimiento económico de un país? ¿Será incorrecto no tener un look outfit o vestimenta con la última tendencia de la moda? ¿Es motivo de discriminación no tener el teléfono celular más novedoso, reciente y con mayor capacidad? Definitivamente la industria y la mercadotecnia logran su cometido al inclinar a la gente al consumismo como estilo de vida y engañarlas con una pseudofelicidad.

En la mayor parte de las publicaciones que las personas realizan en las redes sociales se enfatiza la capacidad económica que se presume tener, se postean ubicaciones de tiendas de renombre, restaurantes, centros nocturnos, espectáculos y todo lo que pudiera denotar ser de una clase social alta, pero realmente ¿somos clase alta?

La revista Forbes en su artículo ¿A cuál clase social perteneces? cita la manera en que la Secretaria de Economía de México clasifica las clases sociales y refiere que solo el 6% de la población es considerada clase alta y el 14% clase media alta, esta última se refiere a los hombres y mujeres de negocios o profesionales exitosos con ingresos económicos buenos y estables, sin referir exactamente cuánto es bueno.

Por otra parte, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) establece que el 42.4% de los hogares mexicanos son de clase media, sin embargo, si llegase a ocurrir un evento catastrófico familiar, fallecimiento o despido laboral del principal proveedor, presencia de una enfermedad o accidente grave entre los miembros de la familia, hiperinflación o recesión económica, estas familias podrían caer en una trampa de pobreza que haría imposible mantener su estilo de vida. Para INEGI ser de clase media es poseer una computadora, gastar $1,460.00 pesos mensuales en alimentos y bebidas fuera del hogar, abonar a la tarjeta de crédito un promedio de $1600.00 mensuales, contar con al menos un integrante de la familia asalariado y con un contrato laboral escrito para una empresa con razón social del sector privado, que el jefe o jefa de familia tenga estudios de educación media superior, estar casado o casada y los integrantes de la familia sumen cuatro, donde los hijos e hijas asistan a escuelas públicas , así como tener vivienda propia o pagándose con algún tipo de crédito.

El Banco Mundial (BM) también emite su opinión sobre la clase media en México y reporta que este segmento de la población se ha incrementado en un 17%, pero investigadores independientes en el norte del país lo refutan refiriendo una disminución de esta clase en un 26% en las últimas dos décadas del siglo XX.  La BBC publicó en el 2012 que el consumo de la clase media en México se deprimió en el sector automotriz, inmobiliario, viajes y créditos bancarios, lo que es clave en el crecimiento del mercado interno del país.

Después de todos estos datos sociodemográficos muy ilustrativos, regresemos con aquella chica que desea ser burguesa y no solo parecerlo, pero para tratar de entender su sentir vale la pena definir el término burgués: la Real Academia Española nos dice que es aquel ciudadano de clase media acomodada —esa clase media alta que corresponde al 14% de la población mexicana de la que habla la Secretaría de Economía— la definición también tiene un lado despectivo donde se tasa al burgués como aquella persona que es mediocre y tiende a conformarse con su estabilidad económica y social, entonces el twitter mencionado pudiera considerarse un pleonasmo y si lo vemos desde el lado despectivo nadie se quisiera identificar con ese término, pero realmente ¿qué quiso dar a entender en su mensaje? ¿que los jóvenes desean ser de clase alta o de clase acomodada y no solo parecerlo? ¿Será el objetivo final de esta nueva sociedad el generar riqueza y no el desarrollo pleno personal, familiar y social?

Ser de una clase social alta significa pertenecer a familias que durante muchas generaciones han sido prominentes o al menos de algunas generaciones atrás —recordemos que una generación se tasa en aproximadamente 30 años— llegar a ser de una clase social privilegiada es nacer dentro de una familia adinerada o bien trabajar arduamente en la conformación de diversos negocios que a lo largo de las siguientes generaciones puedan consolidarse en dicho nivel.

Uno de los principales problemas que aqueja a nuestra sociedad es el amor al dinero, a satisfacerse con lo material y en esto no hay saciedad; cuando en una familia de clase media aumentan los ingresos, en general la actitud resultante es gastar desproporcionadamente en relación a lo embolsado y al ser estimulado por el marketing de la industria se dirige a los miembros hacia el consumismo, lo que genera mayor estrés en la familia, incremento en la incidencia de enfermedades y un riesgo latente de caer en una trampa de pobreza si llegase a presentarse un evento indeseable al jefe o jefa de familia. Es indudable que las familias deben de gozar de los bienes del trabajo, pero siempre enfocados a realizar compras inteligentes, cubrir sus necesidades básicas y algunos satisfactores, pero siempre con prudencia.

La clase media se ha visto afectada significativamente desde la crisis del 2007 y la lucha por mantener el estilo de vida se ha hecho ardua, es decir cada vez cuesta más trabajo comer fuera de casa, comprarse ropa, cambiar el teléfono celular o bien pagar las colegiaturas de los hijos e hijas; la tendencia en el hogar es dar mantenimiento a los electrodomésticos o al automóvil y aplazar la compra de uno nuevo; aunque se tiene acceso a tiendas club (Sam´s o Costco) los diversos tianguis localizados cerca de los hogares se aprecian más concurridos en busca de eficientar a toda costa el gasto.

Los jóvenes deben saber de dónde proviene su familia y los grandes avances logrados por generaciones anteriores, ubicarse en la escala social establecida ayudará a reconocer lo que se ha ganado y establecerá las bases para crear una visión de hacia donde se desea avanzar, dando a luz todas las habilidades, talentos, fundamentos y valores que se tienen y que servirán de brújula a lo largo de los años, para sobrellevar los tiempos de crisis y fortalecerse en los momentos de abundancia. La actitud debe ser el sumarse con esfuerzo y dedicación al progreso económico, para mantenerse en el estatus económico de sus padres y definitivamente tratar de acrecentarlo, siempre en busca de satisfacer las necesidades básicas y de seguridad que tiene el ser humano, pero sin olvidar que el desarrollo personal y la auto realización es lo que lleva a la plenitud de vida y que definitivamente no se consiguen con dinero.

Pertenecer a una clase social no determina la felicidad en el ser humano, el objetivo debe ser demostrar día a día los valores universales que se han aprendido en el seno familiar: tolerancia, respeto, responsabilidad, justicia, verdad, libertad, amistad, solidaridad, equidad, honor, paz y sobre todo el amor, que en su conjunto son el principal cimiento de una sociedad que aunque dividida en clases sociales, puede llegar a ser una sociedad equitativa.

No importa la clase social en la que hayas nacido, tu puedes llegar a ser feliz a través de la auto realización y el trabajo constante.

Ánimo

Publicado por Dr. Antonio Maya

Cirujano Oral y Maxilofacial. Maestría en salud pública y ganador en el 1er Premio Nacional de Investigación en Derechos Humanos de la Mujer y Equidad de Género, organizado por el H. Congreso de la Unión y el CEAMEG

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